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16 Nov, 2018 La deuda subordinada y sus lecciones en la voz de dos protagonistas


La crisis de la banca de principios de los ochenta ha sido una de las más importantes y dolorosas que ha vivido la economía nacional. Un hito que le siguió fue la negociación con el Banco Central y, con esa resolución, el inicio de una nueva era para la institucionalidad financiera del país. Dos de sus actores revelan aquí lo que se aprendió y lo que viene para este sector.

LUIS ENRIQUE YARUR, Presidente del directorio de Bci: "Estoy convencido de que los compromisos hay que seguir cumpliéndolos siempre".

Entre las lecciones de la crisis del ‘82 destaca la necesidad de una administración profesional de los bancos, la importancia de una supervisión técnica competente e independiente, la importancia del BC y una economía sólida y en crecimiento.
En octubre de 1991, Jorge Yarur celebraba la recompra de la deuda de Bci al Banco Central: 'En un momento se tendió la mano a todos los bancos. Era necesario terminar con los compromisos. Había que pagar y pagamos'. Ese mismo día, horas más tarde, murió, 'después de 37 años de sólida dirección del Bci', recuerda hoy su sobrino y actual presidente de la entidad financiera, Luis Enrique Yarur. Sobre las lecciones aprendidas tras la crisis del ‘82, la negociación de la deuda subordinada y el futuro de la banca explica en esta entrevista por escrito.
- A más de 20 años de la negociación del pago de la deuda subordinada ¿qué significado tiene para la industria bancaria del país?
 - La negociación del pago de la deuda subordinada, hace cerca de 30 años, fue muy importante para toda la industria bancaria nacional y también para Bci, ya que todo el proceso marcó un antes y un después en los bancos chilenos. Esta negociación llevó al reordenamiento de la banca y dio paso en 1986 a la implementación de una nueva Ley de Bancos que entregó certezas y sentó las bases para un crecimiento estable y sólido de la industria bancaria. Sin duda que fueron años muy difíciles y costó salir de la crisis, que tuvo un impacto enorme en términos de empleo y generó cambios importantes en la propiedad de los bancos y de muchas industrias de la época. El sistema financiero era muy pequeño y mucho menos capitalizado de lo que es hoy. 
- ¿Qué significado tiene este hito para lo que hoy es Bci? 
- La crisis de los años 80 ha sido una de las mayores que ha sufrido nuestro país, tanto en el ámbito económico como social, y nos afectó muy duramente. Nosotros, bajo el liderazgo de don Jorge Yarur, nos propusimos hacer los mayores esfuerzos para pagar lo antes posible la deuda contraída con el Banco Central, administrar el banco con la mayor austeridad, procurando mantener el mayor número de empleos y, al mismo tiempo, apoyar a todos los clientes viables para que salieran adelante. Gracias a la importante labor de todos quienes se involucraron en este proceso, la convicción de nuestro equipo y la firme voluntad de recuperar la situación financiera del banco, para nosotros la crisis pasó rápido: a modo de ejemplo, en 1984 ya volvimos a generar excedentes y, en 1991, el banco culminó la recompra total de la cartera vendida al Banco Central. Fuimos la única institución bancaria que no se acogió a la opción de cambiar las obligaciones derivadas de los contratos de cesión de cartera por obligaciones subordinadas sin vencimiento. 
- ¿Qué se aprendió de este proceso? 
- Se aprendieron y ratificaron muchas cosas que han sido importantes en el notable desarrollo que ha tenido la economía chilena y el sistema financiero a partir de esa crisis. Entre ellas, la necesidad de una administración muy profesional de las entidades financieras, la importancia de una supervisión técnica competente e independiente, la importancia del Banco Central en momentos de crisis agudas y, desde luego, lo determinante que es una economía sólida y en crecimiento. En lo propiamente de Bci, nuevamente pudimos ver la importancia del trabajo conjunto de todos los colaboradores, el esfuerzo que hizo la empresa para mantener el máximo número de empleos posible, la decisión del equipo gerencial de disminuir sus rentas en un 8% por unos años, el resuelto apoyo de los accionistas a la empresa y el trabajo conjunto con nuestros clientes con el objeto de apoyarlos en superar sus problemas financieros. Desde sus inicios, parte de la misión de nuestro banco ha sido apoyar y ayudar a nuestros clientes. 
Esto nos permitió que en esta ocasión ellos confiaran en nosotros y tal como dice la carta que envió mi tío Jorge a los colaboradores tras pagar la deuda, 'una vez más se ha demostrado que si funciona correctamente la trilogía que integra una empresa, se pueden cumplir y superar los más difíciles objetivos. Los accionistas, los clientes y ustedes, nuestros colaboradores, emplearon su mayor voluntad a esta causa. Y hoy la recompra es una realidad'. Don Jorge jugó un rol muy importante. A pesar de que su salud no lo acompañaba, tuvo la fortaleza de estar día a día con nosotros, en un trabajo de gran intensidad. Para todos en el banco fue un gran ejemplo de responsabilidad. Lamentablemente, falleció el mismo día que se terminó de recomprar la cartera al Banco Central, el 17 de octubre de 1991. 
- ¿Qué significado tiene para Bci haber pagado la deuda subordinada 10 años antes del plazo previsto? 
- Tiene el significado de haber cumplido y honrado los compromisos antes de los plazos establecidos, con mucho esfuerzo y sacrificio de todos quienes contribuyen al funcionamiento de la empresa en un ambiente económico difícil y turbulento. El compromiso asumido fue un acto de honor y no se escatimaron esfuerzos para cumplirlo. En una conferencia de prensa, en octubre de 1991, don Jorge anunció la recompra total de la cartera vencida al Banco Central, y luego fue a la casa matriz para celebrar con los colaboradores y clientes, donde se dirigió a los presentes diciendo: 'Queridos amigos, clientes y colaboradores ¡lo logramos! Todos juntos. 
No se trató solamente de proyecciones y estudios para completar un ciclo. Era una tarea, un desafío. Esta es una oportunidad para agradecer a todos los clientes su confianza, y para agradecer a todos los colaboradores y ejecutivos por su espíritu y ánimo para lograr lo que hoy celebramos. En un momento se tendió la mano a todos los bancos. Era necesario terminar con los compromisos. Había que pagar y pagamos. El 100% de la deuda que el banco tenía con el Banco Central producto de la crisis de principios de los 80. Bueno, hemos trabajado y lo hemos conseguido. Dejo al banco más sólido y confiable que nunca ...'. 
El aplauso fue cálido. Don Jorge se demoró en bajar. Aferrado al pódium, se le doblaron las rodillas y en medio de la consternación general fue trasladado a una clínica donde horas más tarde murió, después de 37 años de sólida dirección del Bci. Estoy convencido de que los compromisos que uno adquiere en la vida hay que seguir cumpliéndolos siempre, que la 'palabra' tiene un peso importante y que es fundamental que esa 'palabra' siga teniendo un peso y un valor relevante. La confianza es un factor importante en el progreso de los países. 
'Hoy la banca es radicalmente distinta' 
- ¿Cuál estima que es la mayor fortaleza del sistema bancario del país hoy en día? 
- Hoy vemos una banca que tiene muchos más sistemas de resguardo, con mayores exigencias de capital, muy profesional en su gestión y con buenos gobiernos corporativos. A esto se suma la nueva Ley de Bancos que permitirá al país actualizarse en los estándares más exigentes del mundo en términos de solvencia y supervisión bancaria. Creo que hoy la banca chilena es radicalmente distinta a la de principios de los 80 y, por cierto, que nuestro país, en términos económicos y sociales, también lo es. Hemos sido capaces de soportar varias crisis económicas en muy buen pie, crisis internacionales que han sido significativas. La banca chilena es una de las mejores y más sólidas del mundo, y un gran activo de nuestro país. 
-Hoy la industria bancaria se enfrenta a retos muy distintos, sobre todo lo que respecta a transformación digital. 
- Actualmente la industria bancaria vive retos muy distintos a los que veíamos hace 30 años. Por ejemplo, estamos frente a una transformación digital tanto a nivel global como local, en todo el ámbito de negocios de la empresa, que está ajustándose a los nuevos requerimientos de los clientes, quienes aspiran a un servicio cada vez más inmediato, eficiente, seguro, personalizado, y con la capacidad de atenderse por distintos canales. Si bien hoy nos enfrentamos a este enorme desafío, en Bci mantendremos intacta nuestra esencia de estar con los clientes en las buenas y las malas, aunque la forma de entregar el servicio esté cambiando constantemente.
'Quienes vivimos esa época, no nos olvidamos lo dura que fue' 
- Si pudiera regresar el tiempo ¿qué cosas le hubiese gustado mejorar de este proceso o haber hecho de otra manera?
En todas las crisis las empresas pueden salir fortalecidas, con grandes oportunidades, pero por sobre todo aprendizajes. Esta crisis, en especial, nos reforzó nuestra sólida cultura empresarial, centrada en nuestros clientes y colaboradores, quienes fueron primordiales para salir adelante. Creo que el trabajo que hicimos, estuvo muy bien realizado. Si hubiera que mejorar en algo, me hubiera gustado haber salvado más empleos, pues mucha gente lo pasó muy mal por la enorme pérdida de trabajos que hubo y porque muchas empresas quebraron. Se hizo todo lo posible, todo el país lo pasó muy mal y quienes vivimos esa época, no nos olvidamos lo dura que fue.
SEGISMUNDO SCHULINZEUTHEN, Presidente de la Asociación de Bancos:"Con el fin de la deuda subordinada se cierra un capítulo para la banca".
El dirigente gremial analiza los principales hitos de la industria en los últimos 30 años y sus desafíos. Sobre la crisis de los ‘80 dice: 'Es una lección que se aprendió'.
Un testigo privilegiado del desarrollo y la evolución que ha tenido la banca en los últimos 30 años es el presidente de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (Abif), Segismundo Schulin-Zeuthen. Comenzó su carrera ligada al mundo financiero en Celulosa Constitución, como gerente de área en los 70’. En la década siguiente llegó a Banco de Chile, donde fue subgerente general cuando la entidad estaba intervenida por el Estado, tras la crisis financiera desatada en 1981.
Tras la capitalización de la empresa, el banco volvió a ser dirigido por sus accionistas y en 1987 asumió como gerente general. En 1999, tras la muerte de Adolfo Rojas, fue designado presidente. De hecho, el mismo día de la muerte de Rojas, en la tarde, debió partir a negociar con el gobierno la deuda subordinada. Durante el primer gobierno del presidente Sebastián Piñera fue nombrado presidente de BancoEstado, y en 2015 asumió como presidente de la Asociación de Bancos.
 -¿Se aprendió de la crisis de los 80’? 
-Es una lección que se aprendió y se le pudo traspasar a las generaciones siguientes todo el manejo de riesgos y liquidez. Eso permitió también tener un nivel de capitalización adecuada. Actualmente se habla mucho del problema de capitalización pero si se mira el promedio del sistema es un nivel adecuado. Y lo más importante, y que se olvida, es con buen capital y de calidad. Hay que reconocer que existen diferencias con la autoridad reguladora, pero en general la regulación ha sido bastante efectiva, siendo un fenómeno virtuoso.
 -De lo que se aprendió ¿cuál es mayor atributo que tiene el sector actualmente? 
-El manejo de riesgo, es la gran fortaleza. Definitivamente. 
-Si volvemos al pasado ¿qué desafío tenía la banca en los 90’?
- El tema de capitalización estaba resuelto. El desafío estaba en cómo volvían los bancos a ser rentables y cómo se modernizaban. Ahí creamos la sociedad de apoyo al giro, porque cada banco tenía su cajero automático y generamos Redbanc.
'Fue clave mantener el modelo'
-¿Cómo evalúa la conducción de la política económica en los 90, teniendo en cuenta la transición desde un régimen militar a uno democrático?
-Fue clave mantener el modelo. Las decisiones en el fondo estuvieron siempre bajo ese concepto porque si se hubiese cambiado el modelo yo no sé dónde estaríamos parados. Viene todo un impulso al mercado de capitales, que es lo que permite financiar proyectos de largo plazo. Ahí es cuando se empieza a hacer préstamos más especializados.
Como señal de este mayor desarrollo, Schulin-Zeuthen recuerda que cuando estuvo al mando de Banco de Chile le tocó realizar el primer proyect finance de la entidad con una de las centrales termoeléctricas de Tocopilla. La mayoría de los participantes 'eran bancos japoneses y nosotros no teníamos ni idea y entrábamos con un ticket de US$ 10 millones'. El presidente de la Abif se ríe: 'Éramos los parientes pobres dentro del proyecto, pero entrábamos y empezamos a aprender'.
-En los 80’ el gobierno tomó control de la banca y en los 90’ la autoridad negoció la forma de pago de la deuda subordinada adquirida por la industria ¿Cómo evalúa la labor realizada por las autoridades?
-No tenían muchas opciones. El país no se podía quedar sin banca, porque sino la economía no funciona. Lo primero era cómo se restablece la capitalización. Después, bajo las nuevas reglas de la Ley de Bancos había que adaptarse y crecer, apoyando a los clientes. Hubo un proceso de ventas de empresas porque los bancos se hicieron dueños de muchas compañías y fue impresionante.
Büchi presionó enormemente para que la banca se deshiciera de todos estos activos para que empezara nuevamente a funcionar la economía. La banca podía seguir apoyando pero no estaba para administrar un porcentaje importante de la capacidad productiva del país.
- ¿Qué se pudo hacer mejor?
- Los costos de la crisis hubiesen sido menores si las decisiones se hubieran tomado más rápido. Se tomó mucho tiempo para ver cómo se iba a enfrentar el tema y eso ahondó el problema. Obviamente la ley de ese tiempo, sobre resolución bancaria no tenía nada. Había que decir qué hacemos y lo peor es que no estaba dimensionado el tamaño del problema.
- ¿Qué significa que la banca completa haya pagado la deuda subordinada para el próximo año? 
- Se cierra un capítulo que fue importante. Claramente después de la gran depresión, lo que pasó en los 80’ fue lo peor que nos ha pasado. La solución al final del día fue la adecuada, pero siempre las cosas se pueden hacer mejor.
-¿Considera apropiado que la nuevas generaciones que están entrando a trabajar en la banca conozcan este capítulo de la historia de la industria?
- Uno siempre tiene que aprender de las cosas que han pasado para tratar de evitar que se produzcan. Nadie puede decir que no va a venir una crisis el día de mañana, pero no creo que venga por problemas internos, esa es la gran diferencia. La crisis puede venir por una gran situación internacional, donde quizás esta guerra comercial lleve a situaciones no previstas o que haya un hackeo mundial. Pero en lo que respecta a nosotros, el manejo macroeconómico del país y de lo que hacen las instituciones financieras, por ahí no veo que se nos vaya a producir un problema, porque se ha aprendido y la regulación ha funcionado bien. La nueva Ley de Bancos va a permitir todavía más y mejor capital.
'Con la portabilidad (...) hay que reformular todos los sistemas' 
- ¿Cuál es el próximo desafío que tiene la banca tras la aprobación del nuevo marco legal?
- Uno no se puede aislar de lo que pasa en el resto del mundo y estamos viendo el desarrollo del Open Banking en Europa. Esto pasa por la Ley de Datos, porque en el fondo, tiene una parte central, porque son las personas las dueñas de su información. Para ir hacia Open Banking -en Europa fueron tres años- se tienen que cambiar todos los procesos internos de los bancos y eso va a venir. 
La portabilidad financiera es algo bastante más complejo, se pueden mejorar procesos y ahorrar costos si se tiene centrales de garantía, de poderes. Hay un tema que la banca no puede hacer, a diferencia de la portabilidad telefónica, porque hay un tema de riesgo de por medio, no es tan simple y se tienen que evaluar los riesgos. Es muy distinto con Open Banking y creo que hay poca claridad respecto a esto.
- ¿Existe confusión en la discusión entre Open Banking y portabilidad financiera?
- Así es, son cosas muy distintas. Open Banking es traspasar información. Portabilidad es que alguien se lleve uno, varios o todos los productos de un banco a otro. Hay que reformular todos los sistemas. No son cosas automáticas, pero a ese proceso vamos a llegar (Open Banking).
- ¿Y cómo se imagina la industria que preside en 30 años más?
- Con el desarrollo tecnológico que hay y con la velocidad que cambia todo es difícil imaginar eso. Si me hubiesen preguntado hace 30 años atrás si habría imaginado dónde estaríamos hoy día... (se ríe) y eso que habían cosas futuristas. Yo me acuerdo haber ido a Nueva York cuando remodelamos todas las sucursales de Banco de Chile a ver cómo serían las oficinas del futuro y no tienen nada que ver con las que existen hoy.

Fuente: El Diario Financiero



Recuadro

1991: Una negociación difícil

La negociación de la deuda subordinada, primero de una ley que se discutió en el Congreso, y después, para ponerla en práctica, en conversaciones directas entre los bancos rescatados y el Consejo del Banco Central y el gobierno fue uno de los contenidos que concentró gran parte de la investigación y espacio en nuestro diario a principios de los noventa.

Muchos hitos rodearon este proceso, entre ellos una larga discusión parlamentaria; una durísima negociación por la deuda del Banco de Chile con el instituto emisor, incluida la renuncia de su presidente Roberto Zahler; el pago de la deuda del Bci el mismo día de la muerte del presidente de la entidad, Jorge Yarur; y, poco después, el inicio de la discusión de una nueva Ley de Bancos, que recién este año volvió a ser revisada.

La crisis del 82 y la gestación de la deuda subordinada

'La banca en Chile estaba técnicamente quebrada por deudores que no podían pagar'. Así explica el presidente de la Asociación de Bancos, Segismundo Schulin-Zeuthen, la situación de la industria tras la crisis de los 80. Estados Unidos lideraba el crecimiento mundial, con tasas sobre el 5%, estimulando el financiamiento de la banca local. En 1979 el país norteamericano se vio afectado por una recesión, que Chile resintió. La situación se agravó considerando que 'no había límites al endeudamiento, ni siquiera un tope de cuánto podría prestarse a un determinado deudor, ni cuánto podría prestarse a los relacionados. Había una concentración de crédito de deudores relacionados con los dueños del banco muy grande'.

En 1981 se inició la intervención del sistema financiero. Se intervino a numerosos bancos como el de Talca, Linares, Español de Chile, entre otros. Para 1986, la Superintendencia de Bancos cerró 16 entidades. La crisis le significó al país casi el 15% del PIB y el desempleo alcanzó cerca del 25%. Ahí comenzó un duro camino para la industria, proceso del cual el dirigente gremial afirma que se aprendió. Durante el gobierno del presidente Frei Ruiz-Tagle se promulgó una ley que contempló dos opciones de pago de la deuda subordinada que mantenían los bancos con el ente rector. La primera fue convertir la obligación subordinada en 40 cuotas fijas anuales consecutivas y de un mismo valor.

Esta fue la alternativa que eligió Banco de Chile y que el próximo año terminará de pagar. La segunda opción se trató de unas licitaciones de acciones que significaban los derechos a excedentes que tenía el Central, a un plazo de ejecución con tope de 10 años. A esta estructura se acogieron el BHIF, Banco Internacional, Banco Concepción y Santiago. Esa ley, dice, 'fue una buena solución, porque en la práctica se necesitaba que los bancos siguieran funcionando'.

"Actualmente la industria bancaria vive retos muy distintos a los que veíamos hace 30 años. Por ejemplo, estamos frente a una transformación digital en todo el ámbito de negocios de la empresa'.

"Para ir hacia Open Banking -en Europa fueron tres años- se tienen que cambiar todos los procesos internos de los bancos y eso va a venir. La portabilidad financiera es algo bastante más complejo'.

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